Los ‘entendidos’ en esto de las etiquetas sociales, han considerado a la sociedad del siglo XXI la era de la información. Infinidad de medios, campañas brutales de publicidad y un sinfín de vías en Internet para estar al tanto de lo que pasa en cada rincón del planeta, componen a esta nueva generación humana.
Aunque no se sabe muy bien, hasta que punto se está educando a los jóvenes con esos valores prestablecidos por los que todos deben mirarse. ¿No será de la desinformación?.
Desde esta óptica, existen sujetos, muchos, que caen en los tentáculos de la ‘imagen perfecta’ adentrándose en el sinuoso mundo de los trastornos, en este caso, alimentcios. La anorexia y la bulimia, ya son parte del día a día de esta supuesta sociedad del progreso.
Según los últimos datos de Asociación en Defensa de la Atención de la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner) de Granada, cerca de 9000 jóvenes padecen alguno de estos dos trastornos. Su presidente, Eduardo Oblaré Pérez, estima que principalmente afecta a jóvenes de entre 16 y 19 años.
El 80% son chicas, mientras que en los varones suele afectar en menor medida. Éstos últimos se encaminan más hacia la rama de otro trastorno conocido como la vigorexia (culto al cuerpo, obsesión por una figura diez, también llamado Complejo de Adonis). Oblaré, apunta que en el caso masculino, en muchos de los casos no reconocen el problema por temor a ser comparados con las féminas, al mismo tiempo que “suelen asimilarlo a la debilidad”.
Según un estudio cedido a SaludIdeal.es, la psicóloga, María Angustias Jiménez Pérez, perteneciente al Centro de Psicología Alborán, apunta que para poder llevar a cabo un exhaustivo tratamiento de estos trastornos, es imprescindible hacerlo desde el enfoque multidisciplinar. Es decir, por medio de la intervención de médicos, endocrinos, psiquiatras y psicólogos.
Leve incremento
“Durante estos dos últimos meses hemos percibido un leve incremento en el número de afectados”, confiesa Oblaré. Cuando se le pregunta el por qué de este repunte contesta, con cierto aire de tristeza, que se debe a la llegada del verano. Y es que el mismo declara que “se sigue manteniendo la presión de la publicidad, de las tiendas de ropa y sus exigentes expositores”. Y tiene su explicación.
En verano, proliferan las campañas sobre alimentación sana, cuidado corporal e incluso directos mensajes para la pérdida de peso. Esto tiene una base comercial. Pero a través de este enfoque, se está incentivando una percepción muy agresiva sobre jóvenes, quizá, más faltos de autoestima. Y aquí los adolescentes, son sus potenciales ‘representantes’.
Perfil
En el citado estudio de Mª Angustias Jiménez Pérez, desvela algunas de las peculiaridades del perfil que suele padecer estos trastornos. Restricción de los alimentos, elevada actividad física para aumentar el gasto calórico, cortar los alimentos en pequeños trozos, estrujar o lavar los alimentos para reducir la grasa y el aceite, entre otros. Esto desencadena en una sintomatología depresiva-obsesiva.
“No existen las dietas milagrosas”, apuntilla Oblaré. “Cuando un joven cree que tiene un problema de esta envergadura, debe de acudir a profesionales como nosotros. Estamos para ayudarles e intentar solucionar su problema”.
Otro de los aspectos que destaca es que, tras la continua observación de su asociación, “muy pocos jóvenes consideran como ejemplo a otros por su volumen. Actúan por un rol de parámetro”.
Muchas asociaciones como Adaner, abogan por un giro de 360 grados en el tratamiento publicitario y mediático sobre los patrones de belleza. Un pacto de Estado parece una buena solución en vez de ver como cada día, y hoy es uno de ellos, saltan a la palestra nuevos datos, cada vez más desalentadores.
Oblaré concluye que por desgracia, en algunos casos, “ya es demasiado tarde para poder actuar y ayudar al afectado”.
Fuente : www.salud.ideal.es