Uno de los mayores errores cuando se habla de la enfermedad mental es relacionarlo con una mayor violencia o predisposición para el crimen. Este es uno de los estigmas más frecuentes asociadas a las personas con enfermedad y, aunque es infundado, es difícil de eliminar. Pero ahora, gracias a una investigación que se publica en «Law and Human Behavior», podría haberse dado el primer paso para ir terminando con este estigma. El trabajo muestra que de los 429 delitos cometidos por personas con trastornos mentales graves, sólo un 7,5% se relaciona directamente con los síntomas de la enfermedad.
Los investigadores han analizado 429 delitos cometidos por 143 delincuentes con tres tipos principales de la enfermedad mental y han visto que encontró que únicamente el 3% de los crímenes estaban directamente relacionados con los síntomas de la depresión mayor, el 4% con los síntomas de la esquizofrenia y 10% de los síntomas del trastorno bipolar.
«Cuando se habla hablar de los delitos cometidos por personas con enfermedad mental se tienden a dar grandes titulares en los medios, lo que termina calando en la población», asegura el investigador principal, Jillian Peterson. «Sin embargo, la gran mayoría de las personas con enfermedad mental no es violenta y, por supuesto, no es peligrosa».
Primer estudio
El estudio ha sido realizado con un grupo de personas acusadas de haber cometido un deliro por un tribunal de salud mental en Minneapolis (EE.UU.). Los participantes completaron una entrevista de dos horas acerca de su historial criminal y sobre su salud mental. El estudio puede ser el primero en analizar la relación entre el crimen y los síntomas de enfermedad mental en un grupo de delincuentes a largo plazo.
Y, en contra de la creencia generalizada, los resultados no muestran patrones predecibles que vinculen la conducta criminal con los síntomas de enfermedad mental a través del tiempo. Así, dos tercios de los delincuentes que habían cometido delitos directamente relacionados con sus síntomas de enfermedad mental también habían cometido delitos no relacionados por otras razones, como la pobreza, el desempleo, la falta de vivienda y el abuso de drogas. «Si nos preguntamos si un trastorno mental puede hacer que una persona cometa un delito de forma repetida a lo largo de su vida la respuesta, según nuestro trabajo, es ‘no’», confirma Peterson.
Además de las entrevistas con los delincuentes, los investigadores revisaron los antecedentes de los entrevistados y de los trabajadores sociales que había participado en los casos para determinar la asociación entre los síntomas de la esquizofrenia (alucinaciones y delirios), trastorno bipolar (impulsividad y conductas de riesgo ) y la depresión mayor (desesperanza y pensamientos suicidas) y los delitos. La valoración iba de la inexistencia de relación alguna entre los síntomas de la enfermedad mental y el delito, relacionado, o directamente relacionado. Un delito estaba ‘apenas relacionado’ si los síntomas del trastorno mental contribuyeron a la causa del crimen, pero no eran los únicos responsables de ello: por ejemplo, una persona con esquizofrenia oyó voces o se alteró y al día siguiente participó en una pelea en un bar, aunque no estuviera escuchando la voces en el momento del altercado.
Cuando las categorías ‘directamente relacionados’ y ‘relacionado’ se combinaron, el porcentaje de los delitos atribuidos a los síntomas de la enfermedad mental aumentó de un 7,5% a 18%, o menos de 1 de cada 5 de los delitos analizados en este estudio.
Abuso de drogas
Por otro lado, de los delitos cometidos por los participantes con trastorno bipolar, el 62% estaban directa o principalmente relacionados con los síntomas, en comparación con el 23% en el caso de la esquizofrenia y el 15% en la depresión. Ahora bien, advierte Peterson, «algunos participantes pueden haber descrito su estado de ánimo como ‘maníaco’ durante un delito a pesar de que podría haber sido sólo de ‘enojado’ o estar alterado por el abuso de drogas o alcohol, por lo que el porcentaje de delitos atribuidos a trastorno bipolar puede estar sobrestimado».
Casi dos tercios de los participantes en el estudio eran varones, con una edad promedio de 40. El 85% tenía trastornos de abuso de drogas. El estudio no incluyó a los delincuentes con delitos violentos graves y tampoco examinó cómo el abuso de sustancias interactuaba con la enfermedad mental para influir el comportamiento criminal.
Fuente: http://www.abc.es/salud/noticias/20140422/abci-mental-salud-crimen-201404221300.html