CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Fobia y pánico son algunos de los trastornos que afectan a un número cada vez mayor de personas (muchas de las cuales desconocen que lo padecen). La fobia es un miedo irracional, desmedido y desproporcionado a un objeto u situación, en cambio el pánico es una crisis de ansiedad «espontánea», (al menos la  primera) sin relación aparente con algún objeto u situación. La base y el sustento emocional de ambas son el miedo, pero se trata de un miedo irracional.

Miedo es una emoción normal, que nos permite preparar todo nuestro sistema de defensa para dos mecanismos instintivos: la lucha y la huida. Ambas nos mantienen vivos, ya que nos preparan permanentemente frente al peligro.

Según informa Gustavo Bustamante, dr. en Psicología y Director Gral. de la Fundación Fobia Club, las causas para desarrollar un Trastorno de ansiedad son una sumatoria de factores. Predisposición Biológica + Factores de Desarrollo + Grupo Familiar + Integración en Grupos (colegio, etc.) + Medio Ambiente. Al igual que todos los trastornos mentales, estos son policausales.

Entre los síntomas encontramos palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca; sudoración; temblores o sacudidas; sensación de ahogo o falta de aliento; sensación de atragantarse; opresión o malestar torácico; náuseas o molestias abdominales; inestabilidad, mareo o desmayo; desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo); miedo a perder el control o volverse loco; miedo a morir; parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo); y escalofríos o sofocaciones.

 

Agorafobia

Es el marcado temor a alejarse del domicilio, a caminar solos por la calle, viajar en medios de transportes. Son siete veces más frecuentes en las mujeres, que en los hombres.

Ataque de pánico

Es uno de los trastornos de ansiedad que más se incrementó en los últimos tiempos. Las crisis que se presentan son espontáneas e inesperadas, y simulan una crisis cardiaca. Es decir, cuando se produce un hecho desencadenante (que puede ser la muerte de un familiar, un susto, o un hecho banal como agacharse bruscamente) comienzan a repetirse síntomas inesperados durante un tiempo breve -suelen durar entre 10 y 20 minutos- pero tienden a repetirse con frecuencia variable hasta reproducirse varias veces por día, en algunos casos.

Quien padece esta enfermedad de múltiples causas (donde intervienen la predisposición genética, factores desencadenantes y condicionamientos psicosociales) generalmente recibe la incomprensión de su familia, pues prevalece el desconocimiento que lleva a restarle importancia o a culpar al “panicoso” de no poner voluntad. Así, su calidad de vida y la de su entorno disminuyen notablemente.

Trastorno de ansiedad social (TAS)

Es un trastorno hoy bien definido, crónico, que arruina o disminuye fuertemente la calidad de vida del individuo. Es un miedo irracional a hacer el ridículo, a cometer un error.

Las personas que la padecen, comienzan a sentir: sudoración, palpitaciones, deseos urgentes de orinar, falta de aire, mareos, sensación de desmayo, fuerte temblor cuando no se pone terriblemente colorado, etc., cuando, por ejemplo deben concurrir a realizar algún trámite,  a la universidad, etc.

En ocasiones, este temor particular se presenta en situaciones nuevas, o se circunscribe a determinadas situaciones como dar examen, hablar en público o ejecutar un instrumento. En otros casos, la fobia es generalizada y el paciente evita toda situación de contacto social.

Este tipo de trastornos comienza generalmente en la infancia o en la adolescencia y puede prolongarse indefinidamente toda la vida.

Lamentablemente, el trastorno permanece sin diagnóstico ya que es raro que el paciente consulte por el problema a un especialista, no siendo la mayoría de las veces, el cuadro, reconocido por médicos generales.

El paciente se define como tímido, evita o no cumple con los horarios y compromisos sociales. A veces hasta rechaza una promoción en su trabajo, abandonan sus carreras, a causa de que implica mayor contacto social.

Afecta algo más a los varones que a las mujeres, incide en 13 de cada 100 personas según estadísticas norteamericanas, y se complica frecuentemente con depresión secundaria, abuso de alcohol, drogas o medicamentos ansiolíticos mal administrados.

Lo curioso de este trastorno es que si se le deja librado a su normal evolución o no se realiza el tratamiento adecuado, se cronifica y se va hacia la depresión o el abuso de sustancias. Lo que importa, como siempre, es que el diagnóstico precoz evita las complicaciones y permite disfrutar de una mayor calidad de vida.

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

Es una enfermedad en que el individuo que la padece es avasallado por pensamientos violentos, angustiantes y hace rituales para evitarlos. Puede aparecer en la infancia.

Obsesión por la limpieza, por verificar todo, por acumular, por ordenar simétricamente. En otros casos el fenómeno se inclina hacia lo compulsivo: el sujeto ve una tijera y teme sufrir el impulso de clavársela a un ser querido.

La persona con TOC cree que si no concreta el ritual, se va a desencadenar un hecho trágico. Claro que esos rasgos deben persistir durante mucho tiempo para considerarse una enfermedad. Y en el caso de los chicos, esos rasgos no deben confundirse con la necesidad de repetición que forma parte de su proceso de aprendizaje.

El cuadro tiende a cronificarse determinando después de algunos años episodios depresivos secundarios generalmente severos y con alto riesgo de suicidio.

Esto indica claramente una enorme tendencia al ocultamiento o desconocimiento del tema por parte de los pacientes y de los médicos peor aún considerando que los nuevos tratamientos producen notable alivio sobre los síntomas, restableciendo la capacidad laboral del paciente. Las características muy particulares hacen que el paciente lo viva con prejuicio y vergüenza, no contándole ni siquiera al médico su verdadero problema.

En otros casos el «yo soy así» justifica el cuadro, que persiste durante años arruinando la calidad de vida del paciente, restándole capacidad de concentración y trabajo y a veces sumiéndolo en interminables rituales que intentan controlar la situación.

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

Se presenta como una preocupación excesiva, con relación a una situación, eventos o a otras personas. Lo sufre alrededor del 5% de la población. Las personas que lo sufren están constantemente pensando y anticipándose negativamente a los hechos. Por ejemplo, se preocupan por posibles accidentes o desgracias que puede sufrir algún familiar, aunque éste no se encuentre en peligro o en riesgo.

Este tipo de miedo es crónico, y es por esto que la persona necesita tener constantes reaseguros a fin de poder bajar su nivel de ansiedad. Como por ejemplo llamar o hacer que lo llamen varias veces en el día los familiares para confirmarle que están bien. Suele confundirse con un tipo de personalidad «ansiosa» y de ahí que la persona llegue a consulta después de padecerlo mucho tiempo.

Se presenta abruptamente. Existe en el individuo una predisposición hereditaria para sufrir el trastorno de ansiedad generalizada, al igual que como ocurre con todas las personas que sufren un cuadro de ansiedad.

Por lo general el poder imaginativo de los que sufren esta patología es muy alto y muy rico, lamentablemente no muy variado. Por esto si el esposo no llega a horario, se imaginan que pronto van a tocar y timbre y le dirán: “Ud. Es la viuda de González», o si pasa una ambulancia con la sirena, inmediatamente lo asocian “con un accidente del familiar».

Los síntomas son: tensión motora (temblores, dolores musculares, inquietud), sensaciones corporales (ahogos, taquicardias, diarreas, nauseas, «nudo en la garganta» etc.), hipervigilancia, dificultad para concentrarse, dificultades para dormir, exageración en la respuesta de alarma.

La realidad nos muestra que existe una disminución notable en la calidad de vida del paciente, y los familiares se ven coartados y limitados en sus propias actividades ya que tienen que estar constantemente informando a qué lugares van, cuanto tiempo se van a demorar. Y cuando ocurre algún imprevisto tratan de avisar lo más rápido posible a fin de que el otro se quede más tranquilo.

Trastorno por estrés post-traumático

Es la aparición de una serie de síntomas que le siguen a la exposición de un acontecimiento estresante, traumático, real. Los síntomas pueden ser sueños recurrentes, imágenes intrusas, como un accidente automovilístico.

Las fobias específicas

Temores irracionales ante la presencia de cualquier objeto o situación temida como animales  (cucarachas, ratas, etc.) o parte de ellos (plumas, etc.), sustancias u objetos (sangre) o situaciones (tormentas, inundaciones, etc.) que provocan fuerte temor al exponerse a ellas y que el paciente trata a toda costa de evitar. Como la Claustrofobia, una de las más comunes fobias específicas, que es el temor a encontrarse en lugares cerrados, pequeños y no poder escapar, situación que provoca trastornos parecidos a una crisis de pánico.

Las evitaciones constituyen la conducta que mantiene el trastorno, ahí que la mayoría de los  tratamientos promueven justamente lo contrario, obviamente esta tarea debe ser supervisada.

La familia puede potenciar las ansiedades, girar en torno a ellas, criticarlas de forma  hiriente, no apoyar los tratamientos, pero también hay familias que están muy comprometidas para la solución de los mismos. Podríamos observar que cada familia es diferente y necesita  también un diagnóstico.

# Consejos ante una crisis de pánico:

1. Las crisis de pánico tienen una duración de algunos minutos. Son pasajeras.

2. No es una crisis un problema mortal, sino un trastorno de ansiedad (obviamente, previo diagnostico diferencial con el cardiólogo)

3. El estrés lo favorece.

4. Recuperar la calma es el mejor antídoto.

5. Tratarse con especialista le devolverá la calidad de vida.

Fuente:www.soyborderline.com

 

Por afmmebre

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