LOS ÁNGELES (AP).— La película “El hombre lobo” de 1941 expone la transformación de Larry Talbot de humano a animal como una forma de esquizofrenia. Era tan poco lo que se sabía entonces de las enfermedades mentales que la explicación quizás sonaba verosímil.

Pero Hollywood ha aprendido mucho desde la primera vez que representó como un monstruo a una persona con una enfermedad mental: hoy, los problemas de los personajes de la gran pantalla se parecen más a los que mucha gente tiene en la vida real.

El enfoque más realista de esta cuestión es ampliamente evidente este verano. Al menos media docena de estrenos recientes en el cine incluye personajes reales o ficticios que lidian con enfermedades mentales.

Esta temporada hay personas con trastorno de personalidad (“Welcome to Me”), trastorno bipolar (“Infinitely Polar Bear” y “What Happened, Miss Simone?”), trastorno esquizoafectivo (“Love & Mercy”), adicciones y desórdenes alimenticios (“Amy”) y depresión grave (“I Smile Back” y “The End of the Tour”).

Las cintas tienen un efecto formativo en la visión popular sobre los males mentales, lo que hace que la exactitud y la empatía con que se manejan en el cine sean especialmente importantes, opina Danny Wedding, profesor de Psiquiatría y coautor del libro “Películas y enfermedad mental: El uso de los filmes para entender la psicopatología”.

“Las películas llegan a millones de personas que jamás leyeron un libro de Psicología o nunca necesitarán ir a terapia”, explica. “Y con mucha frecuencia la gente que no lee libros va al cine, así que las películas tienen un potencial enorme para moldear la actitud hacia las enfermedades mentales”.

Las representaciones realistas promueven la comprensión y reducen el estigma de los enfermos. Uno de cada cuatro adultos experimenta una enfermedad mental y uno de cada 17 vive con una condición seria, como esquizofrenia o trastorno bipolar, según la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI, por sus siglas en inglés).

Aunque la interacción personal es el modo más efectivo de erradicar los estereotipos sobre las personas con males mentales, Bob Carolla, vocero de NAMI, considera que “las películas pueden sustituir el contacto personal”.

 

 

Una representación empática también puede ser reconfortante para los pacientes y sus familias al ofrecer una explicación sobre algunos comportamientos, dice Amy Koppelman, autora y guionista de “I Smile Back”. “Los trastornos del ánimo son reales, tan reales como la diabetes y podemos dar esta validación” al representarlos de una manera auténtica en la pantalla.

El actor Jason Segel acogió esa idea en “The End of the Tour”, en la que interpreta al escritor David Foster Wallace, quien se suicidó a los 46 años tras sufrir depresión por décadas.

“Cuando estigmatizamos y reprimimos y rechazamos y excluimos a personas que están pasando por momentos difíciles la situación sólo empeora”, advierte Dacher Keltner, profesor de Psicología en la Universidad de California en Berkeley.

“Uno de los caminos verdaderamente poderosos para la adaptación es acogerlos. Y es lo que hacen estas películas: dicen ‘esto es parte de la condición humana'”.

De un vistazo

Víctimas

El profesor Danny Wedding señala que “las personas con enfermedades mentales tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia que perpetradores”.

Otro punto de vista

Las experiencias con los males mentales no son siempre trágicas y a Hollywood le encantan las historias de éxito: Geoffrey Rush como el pianista David Helfgott supera la esquizofrenia en “Claroscuro” y Russell Crowe hace lo mismo como el físico John Nash en “Una mente brillante”. El personaje bipolar de Bradley Cooper termina por encontrar el amor en “Los juegos del destino” y Brian Wilson se encuentra a sí mismo en “Love & Mercy”.

Fuente: http://yucatan.com.mx/espectaculos/cine/en-hollywood-el-enfermo-mental-ya-no-es-un-monstruo

Por afmmebre

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