En México, el 30 por ciento de la población ha sufrido algún trastorno, el cual aumenta con los tabúes.

Vives sin poder controlar al 100 por ciento tus impulsos, a veces estás triste, luego eufórico. Tal vez los lugares llenos de gente o muy cerrados te producen una angustia descomunal y tienes que ir al psiquiatra para controlarte.

O puede ser que sufras de alucinaciones auditivas o visuales si no te tomas tu medicamento. Por cualquiera de estas razones, todos, incluso tu familia, te tachan de «loco» o «demente».

No comprenden que padeces una enfermedad mental y que ésta no se controla con pura «fuerza de voluntad».
Las personas que viven con enfermedades mentales como desorden bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, depresión, trastornos de ansiedad o esquizofrenia, se enfrentan a la negación, el ostracismo y el rechazo de la gente, afirman especialistas.

 

La depresión es la primera causa de incapacidad en el mundo, desde el 2000 está estipulado por la OMS.

En México, casi el 30 por ciento de la población alguna vez en la vida ha presentado o presentará un trastorno mental de cualquier tipo y cada año, el 14 por ciento de la población mexicana padece una enfermedad mental, asegura Francisco Brandi, presidente de la Asociación de Psiquiatría del Noreste.

«Los trastornos de ansiedad son los más frecuentes en México, afectan al 14 por ciento; el abuso de sustancias y los trastornos afectivos al 10 por ciento.

«Otros trastornos como el bipolar, entre el 2 y el 4 por ciento de la población y la esquizofrenia el 1 por ciento», dice Brandi.

Los trastornos de ansiedad, padecimientos más comunes, incluyen, ataques de pánico, angustia, fobias, estrés postraumático, entre otros.

El porcentaje de enfermedades mentales que existe en México no dista mucho del resto de los países, está en la media que dicta la OMS, pero aún así el porcentaje es considerable y más si se considera que es apenas el 10 por ciento de los pacientes quien acude a recibir la atención especializada.

La negación familiar

Aunque este tipo de padecimientos aparecen con frecuencia en las familias, quienes se ven embestidos por un diagnóstico de enfermedad mental, tienen que pasar por varias etapas antes de aceptar su enfermedad y adaptarse.

«La primera fase es la negación, no aceptan estar enfermos ni aceptan la enfermedad mental como algo real. Lo ven como algo pasajero o como algo psicológico, siendo que es una enfermedad médica.

«Luego hay un enojo del enfermo, a veces su familia se enoja porque es un bipolar, porque está deprimido. Después viene una negociación, una aceptación», dice el especialista.

Cuando a su hijo lo diagnosticaron con esquizofrenia, Pilar y su familia pudieron respirar en paz, pues habían encontrado una respuesta a una situación que los sobrepasaba y que llevaba más de 10 años atormentando a todos.

Los primeros síntomas de su hijo comenzaron en la adolescencia.
Al principio, su comportamiento se lo atribuían a la rebeldía propia de la edad, platica la madre, y quizás, al enojo que pudo haber provocado el divorcio entre Pilar y su esposo.

Sin embargo, lo síntomas fueron aumentando con los años, hasta que la familia de Pilar no pudo negar más que se trataba de una enfermedad mental. El diagnóstico llegó cuando su hijo estaba ya en sus 30.
«Es una batalla, la situación a veces se vuelve tan crítica que es como un combate. Lo primero que hay que hacer es reconocer que tenemos un problema que nosotros no podemos resolver.

«(Reconocer) que necesitamos a un experto que se llama psiquiatra. Internamente en la familia es importante quitarnos la idea de culparnos unos a otros, eso no resuelve nada y complica más la situación», cuenta la mujer, quien desde el 2003 es voluntaria en Ingenium ABP, una asociación que brinda apoyo a pacientes y familiares de enfermos mentales.
 
El rechazo social

Otro gran problema para quienes padecen este tipo de enfermedades es el estigma social; el rechazo de las personas a quienes creían sus amigos o, incluso, hasta el despido en el trabajo si es que llegan a ser abiertos con su enfermedad.

«La verdad es que sí te rechazan. A mí me ha rechazado mucha gente, amigos, realmente sólo se quedan los verdaderos amigos. Yo soy muy abierta en mi enfermedad, mi esposo me apoya», dice Lucía, ahora maestra de pacientes como ella en Ingenium, donde se les enseña a vivir con su enfermedad.

Existen muchos casos, como el de ella, en donde las amistades se alejan por ignorancia.
También existe un grave problema que mantiene a estos pacientes «dentro del clóset», el miedo a ser despedido o a no ser contratados si son abiertos con su padecimiento.

«Falta mucha educación, información, de ponerse en los zapatos de la otras personas. La gente no se da cuenta de lo hiriente que puede ser. Uno tiene que estar preparado para aceptar el rechazo, pero a la vez entender que eres más que todo eso», dice Lucía.

Para combatir la discriminación, es importante que el paciente se convierta en experto de su padecimiento, luego su familia y así pueda educar a quienes lo rodean.

«A base de informar, de conocer la enfermedad, los tratamientos, se deja la discriminación. La familia tiene que saber también, porque el estigma empieza por el enfermo y su familia.

«Tiene que salir de la familia nuclear, si lo hablan con el resto de la familia, estás educando a todos. El conocer lleva a comprender, a la empatía», afirma Brandi.

La aceptación

Es una minoría la que va a tratamiento. La mitad de todos estos pacientes jamás reconocen tener un problema mental, de los que sí reconocen tener un problema, la mitad con ellos, acuden a tratamientos no médicos.

La razón más poderosa para que los pacientes nieguen o ignoren su enfermedad es, precisamente, el miedo al estigma social, señalan los expertos.

Apenas el 10 por ciento de los pacientes con alguna enfermedad mental acude a un especialista.
«Los seis puntos básicos son aceptar, conocer, comprender, actuar, resistir y ser constante en el tratamiento. Algo clave es que el paciente siga el tratamiento médico, tenga una buena relación con el especialista.

«Necesita estar enterado al 100 por ciento de su enfermedad y no dejar el tratamiento», añade Brandi.
Un detalle importante para los pacientes es no sucumbir ante los mitos y la desinformación, pues una vez diagnosticada la enfermedad tiene que seguir al pie de la letra las instrucciones de su tratamiento médico para vivir una mejor calidad de vida.

 Para quienes se enfrentan a la dura batalla que representa una enfermedad mental o quien tiene un familiar o ser querido con este tipo de padecimientos, existen grupos de apoyo como Ingenium ABP.
Se trata de una asociación que se fundó en 1999 y es pionera en el ramo de brindarle ayuda a pacientes y sus familiares.

En este  lugar, se puede encontrar información y aprender a lidiar con la situación.
«Aquí la misión es educativos, damos cursos y educación en salud mental. Tenemos tres programas: uno es de ‘Familia a Familia’, que es precisamente para familiares de pacientes», dice Ana María Solbes, directora de Ingenium.

«Otro curso es ‘De Colega a Colega’, que es impartido por pacientes estables y está dirigido a otros pacientes, y tenemos ‘Una Alianza por la Salud Mental’, dirigido a la comunidad en general para informar». Si deseas más información sobre estos cursos educativos llama al 8040-9419. (méxico).

 

Fuente: http://www.tabascohoy.com.mx/vida/nota.php?id_nota=178826

 

Por afmmebre

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