Hay que admitir que la mente humana es extremadamente compleja para lo bueno y para lo malo. Y eso lo saben bien los psiquiatras que deben tratar a mentes enfermas y muy complejas. A pacientes con ideas delirantes. Que llegan a estar plenamente convencidos que su pareja les engaña cuando no es así y que en un arrebato de extremada euforia son capaces de comprar varios coches sin tener carné de conducir.
La mente humana funcionando normalmente, sin necesidad de estar enferma, ya es bastante compleja; por eso, es tan difícil llegar a su conocimiento y poder intervenir sobre los factores que provocan su disfunción. En el funcionamiento normal de la mente hay la ilusión general de que se controla la mente; incluso cuando se cree que se ha tomado una decisión, el cerebro ya la ha tomado antes.
Existen muchos pacientes que creen que hay extraterrestres o elementos sobrenaturales que no se pueden detectar que influyen en su salud o en su vida. Lo que sucede en estas enfermedades es que hay una percepción alterada y la mente busca explicaciones forzadas para fenómenos que son normales. Son, en un amplio porcentaje, difíciles de tratar ya que se lucha con la falta de conciencia del enfermo; la autocrítica es muy escasa y eso complica bastante el tratamiento. Este tipo de enfermos no son un porcentaje grande en la consulta del psiquiatra, pero si son un porcentaje elevado en los enfermos más graves y crónicos, que requieren más atención y que consumen más recursos y cuya conducta tiene más consecuencias para ellos y para los demás.
En psiquiatría es muy importante que el paciente sea consciente de su propia enfermedad, si no es así se complican las cosas ya que, muchas veces, la consulta es forzada. Son enfermedades que tienen tratamiento y este es efectivo, pero los pacientes muchas veces lo rechazan o no lo mantienen.
Los delirios de celos pueden darse en la esquizofrenia pero son más frecuentes en otros trastornos como la paranoia o el alcoholismo; los delirios en la esquizofrenia suelen ser más complejos, con más tipos de alucinaciones y más complicados.
Estos pacientes van muchas veces al psiquiatra por su propio pie, ya que todas estas situaciones les provocan ansiedad y angustia, o son derivados por otros especialistas. Pero es más común que las conductas inadecuadas alarmen a las personas que están alrededor y provoque una consulta más o menos forzada.
Los delitos que cometen personas con esquizofrenia o con enfermedades mentales graves son bastante inusuales. Pero cuando cometen un delito, este tiene unas características de imprevisibilidad, de falta de explicación y tiene gran repercusión en los medios de comunicación. Esto estigmatiza a los pacientes mentales como personas peligrosas e impredecibles; aunque no sea verdad.
Enfermedades complejas como la esquizofrenia reciben a través del tratamiento farmacológico ayudas muy útiles, que en un porcentaje mayoritario permiten regresar a una vida normal o en otros casos, a una vida muy satisfactoria. El problema con este tipo de pacientes es que muchos no tienen adhesión al tratamiento, ya sea porque no tienen consciencia de la enfermedad o porque algunos tratamientos tienen efectos secundarios indeseables.
En enfermedades como la depresión o la ansiedad, el problema radica en que el enfermo se encuentra bien y no entiende por qué debe seguir con la medicación. En estos casos, la medicación se da para evitar recaídas y cuando se abandona, el pronóstico empeora mucho.
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