La ley de dependencia no se pensó para los enfermos mentales, por eso, aunque en última instancia se les incluyó bajo el paraguas que daría cobertura a todas las discapacidades, el sistema está acusando deficiencias en la protección de estas personas. No hay un solo escalón para acceder a las ayudas en el que no tropiece la enfermedad mental. Quizá por eso apenas están en el sistema de dependencia entre un 1% y un 4% (dependiendo del tipo y gravedad de enfermedad mental que se considere) del total de las personas que padecen estas enfermedades en España.
Los expertos piden coordinación sociosanitaria para estos casos
No llegan al sistema, no reciben las prestaciones, y lo que es más grave: no las solicitan. Las reclamaciones de ayuda de estos enfermos solo representan el 1% del total de las recibidas por dependencia, según los datos que conoce Feafes, (confederación de familiares y personas con enfermedad mental), y que aún no se han publicado oficialmente.
Efectivamente, la solicitud es el primer (y quizá el más grave) obstáculo para estas personas. Los enfermos mentales (esquizofrenia, bipolares, patologías duales, entre otros) “no acceden al sistema de dependencia por desconocimiento o por estigma”, reconoce José María Sánchez Monge, presidente de Feafes. Por eso, Feafes-Andalucía tiene en marcha una campaña para formar y comunicar a las familias y los técnicos de las asociaciones cómo sortear este primer obstáculo.
Una vez pasado ese trámite llega la valoración del solicitante, su diagnóstico. El baremo que se usa actualmente no calibra con corrección la dependencia de estas personas. Se diseñó para medir la discapacidad física, si un anciano, por ejemplo, puede comer sin ayuda, levantarse de la cama, ir al baño. “Con los enfermos mentales esto no sirve, porque ellos no tienen carencias anatómicas, pero sí ejecutivas, que les impiden desempeñar funciones básicas para la vida diaria a pesar de estar dotados físicamente para ello”, explica Julio Boves, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y miembro del consorcio de investigación Cibersam, del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Boves está convencido de que esto se solucionará con el nuevo baremo que se está diseñando y que estará listo, dice, para 2012. “Determinantes serán también los cursos de 60 horas que recibirán los evaluadores y el manual que se está redactando para mejorar y unificar los criterios de diagnóstico”, a juicio de Boves, que coincide con el presidente de Feafes en este extremo.
Pero, por ahora, solo hay 17.000 enfermos mentales en el sistema de la dependencia (de un total de 720.000) y, a decir de los expertos, nada garantiza que estén bien valorados. “También hay enormes diferencias por comunidades a la hora de evaluarlos”, añade Boves. “La realidad, por ahora, es que hay una insuficiente captación del grado de dependencia”, dice este psiquiatra.
Los datos que conocen en Feafes indican que a unos 6.000 se les habría otorgado el grado máximo de dependencia mientras que 5.600 quedan un escalón por debajo, en dependencia severa. Otros 4.000 solo han sido calificados como dependientes moderados. “El grado II (dependencia severa) puede ser adecuado, pero no creemos que estén siendo bien valorados estos enfermos”, insiste Sánchez Monge. “El trastorno mental grave siempre necesita apoyo, unas veces más y otras menos, pero siempre necesita apoyo”, dice. “Estos enfermos son dependientes, si no salen en la foto es por el foco de la cámara”, ejemplifica Boves.
La prueba irrefutable de que el baremo actual no es eficaz con estas personas es que se está reformando, entre otras cosas, como reconoció el Gobierno en su día, para ajustar la cobertura que merecen estos usuarios.
Pasado el (mal) trago de la valoración, siguen los problemas. “No hay muchos recursos para estas personas, y cuando los hay tampoco son siempre los adecuados. Muchas veces necesitan periodos de internamiento, pero los recursos existentes y la ley no facilitan la entrada y salida de las residencias. Esa es la razón de que algunos de ellos acaben, en ocasiones, abandonados en la calle, o en la cárcel, cuando tienen conductas violentas”, explica José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.
Los responsables políticos de la dependencia y los expertos están debatiendo métodos de coordinación sociosanitaria que pudieran ajustarse a las necesidades de estos usuarios. “Se precisa además, un seguimiento de la situación de estas personas, que no se está haciendo, precisamente para evitar que puedan abandonar las ayudas recibidas y perderlas”, señala Ramírez.
Desde Feafes solicitan también que los valoradores de la dependencia “tengan en cuenta las declaraciones de los familiares respecto a estas personas, porque ellos dirán lo que el dependiente no quiere o no puede decir”, explica Sánchez Monge. La presidenta de Feafes-Andalucía, Concha Cuevas, critica que los enfermos mentales “son los excluidos de la ley de dependencia”.
Fuente: www.elpais.com ( Carmen Morán 11-04-2011 ).