FECAFAMM apuesta firmemente por el Club Social. La inclusión social a través del tiempo libre.

Las personas con enfermedad mental pueden presentar una problemática muy compleja que no se reduce únicamente a la sintomatología derivada del propio transtorno, sino que afecta al mismo tiempo a otros aspectos de tipo funcional y de participación en la Comunidad. Nos encontramos ante personas que, en diferentes grados, presentan limitaciones importantes en su funcionamiento psicosocial, lo cual les ocasiona dificultades a la hora de relacionarse y afrontar las demandas de la vida diaria.

 

Habitualmente se enfrentan a situaciones de estrés, falta de competencia personal, dificultad para hacer un buen uso del tiempo libre o para mantener una estabilidad laboral y la desaparición o fractura de la red de apoyo social; factores que pueden derivar en un aislamiento social y soledad si no se establecen los sistemas de apoyo social adecuados.

Se hace, por tanto, necesaria la creación de espacios que fomenten, mediante actividades lúdicas, una mayor vinculación y participación con el entorno y la creación de vínculos afectivos, con un objetivo de inclusión social.

La implantación del Club Social en Cataluña, como estructura de apoyo social, ha permitido el desarrollo de un recurso original y específico dentro del marco de atención a la enfermedad mental, desde una perspectiva de atención social y comunitaria. Su función es rehabilitadora y terapéutica, ya que contribuye a que las personas con enfermedad mental utilicen las actividades de tiempo libre para conseguir aumentar y mejorar aspectos relacionados con la salud, independencia, participación, inclusión en la comunidad y calidad de vida.

Las primeras experiencias de Clubes Sociales impulsados y gestionados por asociaciones de familiares y/o personas con enfermedad mental las encontramos en Cataluña, en la asociación AREP ( Barcelona, 1982), la asociación DAU ( Barcelona, 1997), Asociación La Llum ( Mollet del Vallés, 1999), y las asociaciones del Barcelonés Norte y Maresme (AFAMMEBAN y AFAMMMA, 2001). Paralelamente , surgen otros dispositivos de Club social vinculados a sectores de profesionales.

La Federación catalana FECAFAMM, tomando como referencia estas experiencias, impulsó en el año 2002 la implantación de un marco de actuación de los Clubes sociales, en colaboración con los Departamentos de Bienestar y Familia, y de Salud, con el objetivo de poder dotarlos de una financiación y una infraestructura que permitiera desarrollar recursos de calidad. Gracias a ello, se impulsaron siete experiencias piloto de Club Social ese mismo año y, debido al éxito alcanzado, fueron expandiéndose progresivamente en los diversos territorios catalanes hasta crear una amplia y consolidada red.

 

En el año 2005, FECAFAMM encargó un estudio titulado ” Evaluación técnica de los Clubes sociales para personas con trastorno mental” a la Universitat de Lleida cuyo objetivo era evaluar si este recurso respondía adecuadamente a las necesidades de las personas con enfermedad mental y si podía ser considerado como servicio susceptible de constituir una prestación del sistema de servicios sociales. Este estudio, que avala el recurso com una herramienta eficaz, deriva posteriormente a una redefinición del modelo de Club Social para dotarlo de un marco teórico y metodológico más eficiente llevado a cabo por FECAFAMM, Fòrum Salut Mental y el Departamento de Acción Social y Ciudadanía, y que tiene como repercusión directa que en la vigente Ley de Servicios Sociales del año 2007 se contemplen los Clubes Sociales como un nuevo servicio de cartera.

En la actualidad, existen en Cataluña 23  Clubes Sociales pertenecientes a entidades federadas a FECAFAMM que atienden a más de 1.200 personas con problemas de salud mental y que participan en una comisión coordinada por la Federación que actúa de espacio de debate y reflexión, de consenso y promoción de propuestas en torno a los Clubes.

Este recurso está destinado a personas que, por causa de una enfermedad mental, tienen dificultades de inserción social e integración comunitaria en su entorno natural. Atienden, por tanto, a una población con perfiles heterogéneos, con diferentes niveles de autonomía, hecho que implica disponer de recursos suficientes y eficientes para poder dar respuesta a la variedad.

 

  

 

Información de la Revista Encuentro nº 1 año (2009)

 

 

Por afmmebre

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