La esquizofrenia tiene una etiología desconocida, aunque los estudios de gemelos, de adaptación y familiares han puesto de manifiesto que existe un componente genético bastante importante: existe en todas las culturas.
En la Conferencia Temática de la Asociación Mundial de Psiquiatría celebrada en Granada, los expertos han señalado que la esquizofrenia tiene una etiología desconocida, aunque los estudios de gemelos, de adaptación y familiares han puesto de manifiesto que existe un componente genético bastante importante, que esta enfermedad está presente en todas las culturas y tiene una prevalencia bastante constante en todo el mundo.
“Hay dos factores que nos pueden hacer entender qué pasa con los genes y la enfermedad mental: los rangos de fertilidad en los pacientes esquizofrénicos son menores que en la población general y entre el 4 y 17 por ciento de las personas sanas han tenido en algún momento de su vida algún tipo de sintomatología psicótica”, ha explicado Araceli Rosa de la Cruz, especialista en genética psiquiátrica y profesora de la Universidad de Barcelona. “Esto nos hace recapacitar sobre el hecho de que probablemente los factores genéticos relacionados con las enfermedades mentales tienen que ser variantes genéticas que presenten una cierta frecuencia en las poblaciones”.
“Los gemelos homocigóticos sólo tienen concordancia para el fenotipo de la enfermedad en alrededor de un 50 por ciento”.
Antecedentes
El riesgo de desarrollar esquizofrenia está íntimamente relacionado con el número de genes que se compartan con un afectado. Así, una persona sin ningún antecedente de esquizofrenia tiene un 1 por ciento de riesgo de la enfermedad.
Sin embargo, si el individuo tiene un familiar de segundo grado afectado, con el cual comparte un 25 por ciento de los genes, el riesgo aumenta hasta un 3 por ciento. Finalmente, si tiene un familiar de primer grado afectado, con el que comparte el 50 por ciento de los genes, el riesgo se eleva hasta el 10 por ciento.
Los gemelos homocigóticos que comparten el 100 por cien de sus genes sólo tienen concordancia para el fenotipo de la enfermedad en alrededor de un 50 por ciento. “Estas discordancias tan altas indican que existen factores ambientales que pueden explicar las diferencias y, por otro lado, el hecho de que la distribución del riesgo no sea proporcional al número de genes compartidos señala que los genes implicados en la enfermedad tienen que ser muchos”, ha comentado la especialista en genética. Además, estudios epidemiológicos y metanálisis recientes han puesto de manifiesto que existe un gran número de factores ambientales implicados en la enfermedad que se pueden distribuir a lo largo de la vida y que confieren un riesgo de alrededor del 3 por ciento.
Muchos de ellos se producen durante el desarrollo embrionario, muy tempranamente en la vida. También “hay una serie de factores que podrán tener lugar durante la adolescencia o en la vida adulta, como puede ser vivir en grandes ciudades, el consumo de tóxicos, ser miembro de grupos minoritarios o sufrir acontecimientos vitales estresantes”, ha dicho la profesora de la Universidad de Barcelona.
Fuente: diario medico