La esquizofrenia está de ‘puesta de largo’. Tras décadas en que la ciencia ha centrado su interés en hallar las ‘claves’ genéticas del cáncer o de las enfermedades del corazón, por fin parece que le toca el turno a las enfermedades mentales.
Por primera vez, la prestigiosa revista ‘Nature’ saca a luz tres grandes estudios en los que convergen el gran esfuerzo científico internacional llevado a cabo para identificar los ‘genes de la esquizofrenia’. De hecho, gracias a ellos se ha logrado explicar un tercio de los factores genéticos asociados a la enfermedad.
Pero la trascendencia de los ensayos viene dada, también, por otros factores. Las tres investigaciones, según defienden sus autores, no hubieran sido posibles sin la participación de consorcios y sin la financiación recibida a través de los Institutos Nacionales de la Salud Mental de EEUU, de la Unión Europa y del Ministerio de Ciencia de Innovación español a través del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM).
Una de estas uniones ha sido la del Consorcio Intercional de Esquizofrenia [formado por 11 instituciones norteamericanas y del Viejo Continente, entre las que se encuentran las universidades de Valencia y de Santiago de Compostela y el hospital madrileño Gregorio Marañón de Madrid] y las compañías deCODE y SGENE.
“Hasta ahora, se habían realizado estudios genéticos sobre la esquizofrenia, pero con un número pequeño de participantes o con sujetos con varios trastornos mentales, por lo que los datos obtenidos no han logrado corroborarse en ensayos posteriores. En esta ocasión y, para solventar estos problemas, se han creado estos consorcios lo que ha permitido estudiar a un amplio número de pacientes y sujetos sin enfermedad (controles)”, explica Celso Arango, jefe de la Unidad de Adolescentes del Gregorio Marañón y director científico CIBERSAM, además de coautor de uno de los trabajos del ‘Nature’.
De hecho, “en nuestra investigación han participado más de 50.000 personas [12.663 con esquizofrenia y 13.498 controles] de varios países europeos entre los que se encuentran Reino Unido, Finlandia, Alemania, Escocia, Italia y España, entre otros”, aclara el doctor Arango.
La esquizofrenia que, afecta a un 1% de la población mundial, es una enfermedad compleja causada tanto por factores genéticos como por ambientales que pueden interactuar entre sí. Las investigaciones llevadas a cabo hasta ahora sobre su patogénesis se han basado casi exclusivamente en los neurotransmisores del cerebro, debido a que los enfermos presentan un exceso en los niveles de dopamina.
Sin embargo, en uno de los últimos trabajos que han visto la luz [el que ha contado con la participación española] se han analizado, tanto en el grupo de enfermos como en el control, los polimorfismos de un sólo nucleótido [SNP, sus siglas en inglés], que son una variante de la secuencia de ADN. Una de estas variaciones debe darse al menos en un 1% de la población para que pueda considerarse como un SNP.
“Se ha visto que algunas de ellas confieren un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad”, comenta el director científico del CIBERSAM. “Concretamente hemos podido constatar que una se localiza cerca del gen Neurogranina [NRGN, sus siglas en inglés], en el cromosoma 11. Este gen está implicado tanto en la regulación de la memoria como en los procesos cognitivos, ambos muy alterados en los esquizofrénicos. Este hecho puede suponer un gran avance para el desarrollo de nuevas dianas terapéuticas”, añade.
Otro de los SNP relacionados es el TCF4, localizado en el cromosoma 18, que está involucrado en el desarrollo cerebral. Finalmente, el estudio desvela otras cinco variaciones genéticas, en la región del cromosoma 6, donde ‘habitan’ los genes que regulan la respuesta inmune. “Este dato apoya la tesis sugerida en estudios previos que establecen una posible relación entre la esquizofrenia y el sistema inmune”, destaca el estudio. Concretamente, algunos trabajos han asociado la exposición prenatal al virus de la gripe con un mayor riesgo de sufrir la enfermedad.
Esquizofrenia y enfermedad bipolar
Los hallazgos de otro de los nuevos trabajos suman más evidencias a las ya existentes sobre cómo la esquizofrenia y la enfermedad bipolar comparten determinadas disparidades genéticas respecto a la población general. En esta ocasión, los investigadores han estado liderados por científicos del Hospital General de Massachusetts, del Centro de Investigación de Genética Humana y del Instituto Broad de Harvard (todos en EEUU).
Los científicos analizaron cerca de 30.000 variaciones genéticas (SNP) en más de 3.300 afectados por la enfermedad y en 3.600 personas sanas. Los autores han descubierto que una buena parte de ellas son comunes a todos los enfermos esquizofrénicos, pese a que las muestras de ADN fueron recogidas por diferentes investigadores y analizadas en distintos laboratorios. Como hallazgo adicional recuerdan que el trabajo desvela también que “muchas de estas disparidades contribuyen además a elevar las posibilidades de padecer enfermedad bipolar, pero no otro tipo de trastornos mentales”, determina el estudio.
El último ensayo llega de la mano de investigadores de la Universidad de Standford (EEUU) y en él se han analizado tres trabajos que han involucrado a más de 8.000 enfermos y 19.000 controles. Se confirma que las mayores diferencias genéticas entre el grupo de enfermos y el control radica en el cromosoma 6. De nuevo, por tanto, aparece la relación entre la enfermedad mental y el sistema inmune.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/07/01/psiquiatriainfantil/1246468238.html